martes, 16 de diciembre de 2014

Tres poemas de Juan Cervera. Revista Libre empresa. COPARMEX.

Los siguientes tres poemas fueron publicados en la revista Libre Empresa, COPARMEX,  en el 28 aniversario de Pliegos impresores, S.A de C.V,  México, 1999, s/p. 

Alicia Nohemí Castillejos


LA VIDA

La vida como es                     
la vida. Ni más ni menos.
¿Cómo era, ¡Dios!, la vida?
Tengo y no tengo el recuerdo
de cómo era la vida
en aquellos viejos tiempos.
La vida que fue mi vida
y ahora apenas si es un sueño
de algo que fue y ya no es.
¡Ah, esta vida, siempre yéndose!
Yéndose siempre esta vida
que teniendo no tenemos.
La vida tal como es
la vida. Ni más ni menos. 


Revista Libre Empresa


HERIDA

Supo la palabra herida
al desgarrarse la hoja
que le robaban la vida.

Sintió el golpe de la muerte
en el dolor de la tinta
y una tras otras gritaron
desbaratadas sus sílabas.

Al desgarrarse la hoja
supo la palabra herida
que sin tinta ni papel
todo se olvidaría.

Al desgarrarse la hoja
donde tuvo voz y vida.


Revista Libre Empresa. Poemas Juan Cervera.


HUYE

Huye de los verbales artificios.
Guarda en luz el silencio.
La nube es nube y la lluvia es lluvia.
El aire es aire y la rama es rama.
El nido es un anuncio del futuro.
El porvenir del huevo está en la yema.
De la copa del árbol a la raíz del árbol.
la savia viene y va. También la hormiga.
Nada de lo que vemos con estos limitados
ojos de nuestra cara es realmente real.
La rosa es rosa y el aroma, aroma.
El color es color, y todo es sueño.
No tenemos opción. Jamás despertaremos.
Sólo nos queda, si nos queda algo,
la mágica y febril continuidad del sueño.
y este seguir bordando fantasías
en la invisible tela del misterio.
Huye de los verbales artificios.
Guarda en luz el silencio. 

martes, 2 de diciembre de 2014

Desde el café La Habana

Sobre la calle de Bucareli, esquina Morelos, se encuentra aún el Café La Habana. Conocido porque ahí han departido afamados periodistas y escritores; entre ellos, nuestro querido poeta. Y ha dejado testimonio. Desde su llegada a México, Juan Cervera lo frecuentó. Conocidos son sus poemas a la calle de Bucareli, donde vislumbró y entretejió los tiempos y los pasos de la historia mexicana. En dicho café, cuentan, se le veía en la postrimería de los años sesenta, en los años setenta, ochenta y hasta los noventa. Ahí gastó gran parte de las monedas de su vida: los amigos, las tazas de café, y los boletos de la lotería. Ahí se le vio con algunos exiliados españoles, con Don Ermilo Abreu Gómez, con los jóvenes llamados a sí mismos Infrarrealistas... y solo, muy solo, pensativo, soñador.


Fachada del Café La Habana
Interiores del Café La Habana












Traigo esto a colación por un poema inédito que Juan Cervera escribió "Desde el café la Habana". He aquí su transcripción y unas fotos de su manuscrito. En dicho manuscrito, no viene la fecha de escritura. 



DESDE EL CAFÉ LA HABANA

Abro los ojos
                        en el café la Habana
de la ciudad de México,
cuando la prima noche del sábado se acalla
y en la televisión no sé qué ocurre
y el tiempo tiene nombre de riachuelo.
Miro a los parroquianos.
                                       Siento
que los conozco a todos de otras vidas.
Las cucharillas del café, lejanas,
tintinean. Se oye
un sonido de platos.
Conversaciones a media voz.
Por Bucareli pasa un camión de pasajeros.
Un taxi con la bandera levantada.
La música, una música,
me trasporta a la dimensión desconocida.
Vengo de un tiempo de oro y miel.
Me detengo en los tarros del azúcar.
Pienso.
            Pienso.
Hados y dados caen sobre mi mesa,
donde la sal me dice que ella existe.
El vendedor de lotería me ofrece un 13 salvador.
Pero hoy yo estoy en contra del azar.
Cosa rara sin duda. Muy rara. Yo diría que rarísima.
La noche avanza sombra a sombra.
Mi corazón se incendia…
                                               La muchacha
que me sirve el café
me despierta un rumor de adolescencia
en la memoria viva de la sangre.
Se desdobla en mis dedos una servilleta
donde lo blanco habla con lo verde,
donde lo verde sueña con lo rojo.
Nace un poema a pesar mío.
Sigue su curso misterioso.
Se oye un encendedor, una llamita
flamea por un instante.
                                               Pienso
en un bosque del Sur.
Alguien habla conmigo interiormente.
Entre paréntesis, mis ojos,
sueñan botellas y sandías.
En los espejos se reflejan rostros y letras escarlatas.
Aquel que fui y que no recuerdo
trata de recordar y fija el alma,
con la ayuda secreta de mis ojos,
en cien faroles amarillos.
Es una tarde diferente.
Digo un crepúsculo, una noche.
Descubro que no es sábado.
Es un día de fiesta entre semana.
Por la calle Morelos un vendedor oscuro
de periódicos pregona una noticia,
que al parecer a nadie le interesa.
Huele a café de pronto.
                                   Un fuerte olor
que me penetra el corazón.
“Esto es vivir”, me digo.
Y en el café la Habana
descubro que está el centro del universo
esta noche de ojos invisibles.
Me ven.
Presiento que me ven.
Un hombre lee. Solo.
El vendedor de lotería
se empeña en alterar su intenso sino.
Él no quiere. Gozar parece en su dolor
de tierra ausente. Calla. Sueña.
La acción prosigue sin embargo.
Ah el reloj, ah el reloj.
Las horas se me han ido
por Bucareli y por Morelos.
Tú ya sabes.
Pago mi capuchino, un café grato y espumoso,
y camino despacio… hacia Reforma.
Dios que amanece hacia tus labios.
Y octubre, noche, luna y cielo claro,
día de fiesta entre semana,
busca eternizarse, alta ilusión,
en el café La Habana
                                   y en tus brazos
al tiempo, oh tiempo, tiempo,
que sabe a luz remota
allá en la carne donde habito
mientras me sueño muerto para siempre
bajo la sombra infín de los almendros.
En el café La Habana de la ciudad de México
abro los ojos de repente…
                                   ¡Calla!
                                               ¡Calla!

Juan Cervera Sanchís

Desde el Café La Habana

Desde el Café La Habana

  

martes, 18 de noviembre de 2014

México, epopeya del alba, un poema olvidado

Publicado en la revista ágora mexiquense en mayo de 1999, este ensayo-crónica pertenece a la colección de estudios hechos por Juan Cervera S. y J. y R. con la intención de difundir y ampliar el panorama literario mexicano del viviente siglo xx al indagar sobre numerosos poetas en memoria del olvido; como en este caso, sobre Guillermo López de Lara, autor de México, Epopeya del Alba, e hijo de la "grande e imperial ciudad de México Tenochtitlan", tierra dadora de egregios poetas. 

México, epopeya del alba, un poema olvidado 
Juan Cervera

La poesía épica es casi inexistente en México. Existen unos escasos fragmentos del poema Nuevo Mundo y Conquista de Francisco de Terrazas y es discutible, por otra parte considerar el poema descriptivo de Bernando de Balbuena, Grandeza Mexicana como propiamente épico.
Nuestros poetas han sido, en su mayoría, líricos e intimistas. 
Únicamente conozco un poema épico en el panorama poético mexicano y pertenece a un poeta contemporáneo: Gullermo López de Lara, ausente de todas las antologías de poesía mexicana y también de los diccionarios. 
Es casi imposible encontrar datos de este poeta. Existe, eso sí, pero un tanto clandestinamente, su gran poema épico que lleva por título México, epopeya del alba. Este impresionante poema hermoso y bello, con ilustraciones de José Narro, fue editado (primera y única edición hasta ahora) por Editorial Patria, S.A., México D.F., el año de 1969.
En la página 576, leemos en el colofón lo que sigue: 
"La impresión de este libro, hecha en la grande e imperial ciudad de México Tenochtitlan, por la Impresora Azteca, S. de R.L., fue terminada el día doce de diciembre del año del nacimiento del Señor MCMLXIX, a los cuatrocientos de haberlo sido los quince primeros cantos de La Araucana, de Alfonso de Ercilla y Zúñiga, estampada en los tórculos de Pierre Cossin, maestro tipógrafo de la imperial y coronada villa de Madrid, cabeza de los reinos de España".
Esta edición del gran poema de Guillermo López de Lara consta de 1,500 ejemplares y desde aquel lejano día en que el poeta español Juan Rejano, a la sazón director de Revista Mexicana de Cultura, del diario El Nacional, lo puso en mis manos (no conocía yo al autor) me impresionó extraordinariamente. Recuerdo que Rejano me dijo: 
"--Este libro es una maravilla, pero es difícil encontrar quien lo comente, ¿por qué no lo haces?."
Lo vi y lo reví. Lo fui hojeando. Provocó en mí una enorme admiración inmediata. Desde entonces no he dejado, de vez en vez de pasear mis ojos por esos cantos mexicanos únicos y que siguen inadvertidos en este México, tantas veces tan injusto con algunos de sus mejores hijos. Digamos las cosas por derecho y sin más hipocresía.
La verdad, si nos pusiéramos en lo justo, es que México, Epopeya del alba, debería ser un libro que llevara a estas alturas varias decenas de ediciones y fuera conocido, por lo menos por cuantos mexicanos cultos e interesados en su literatura.
La verdad ya la sabemos. Entre los poetas mexicanos únicamente conozco a uno que ha leído y conoce a fondo este singular poema, que debería ser orgullo de la literatura mexicana, y hablo de Roberto Cabral del Hoyo, pues cuando he preguntado a otros por Guillermo López de Lara y México, epopeya del alba, ha habido algunos que me han dicho: ¿De cuál fumaste hoy?
Ante esto, ¡silencio! Pero no es posible hacer el silencio ante un canto épico tan formidable y que imaginamos locura nuestra, que de repente este poema es descubierto y se imprime simultáneamente en 1992 en México y en España. 
Si existiera la justicia poética e histórica, lo que acabamos de imaginar sería ya un hecho.
Nosotros desde aquí lo más que podemos hacer es invitar a las inteligencias y sensibilidades mexicanas y españolas (que aún existen algunas) a que busquen este supercanto épico que honra por igual a las dos naciones y cuantos llevan en sus venas sangre indígena y española. 
No queremos dejar de creer en los milagros literarios y es por eso que, sino esta generación, otras por venir han de descubrir México, epopeya del alba y le harán justicia.    

Revista ágora mexiquense, mayo de 1999, p.8.

Revista ágora mexiquense mayo 1999

Les comparto, además, el poema introductorio del gran canto de López de Lara y algunas fotos con las ilustraciones de José Narro en la bellísima edición de Editorial Patria, así como la dedicatoria del autor a Juan Cervera.


Portadilla 

¡Ea, tierra de naves aladas!

I
INVOCACIÓN 

Omnipotente Numen soberano, 
al épico lumbral, y por la vía
que da temor al pensamiento llano,
mi voz llega desnuda. Sólo fía
en el auxilio de tu Excelsa Mano:
elocuencia Te pide, y armonía,
atuendo policromo, vestiduras
de jubones y tilmas y armaduras...

Pedregal, ni fecundo ni sonoro,
se mude, por divina crisopeya,
en aurígero campo multifloro;
y semilla de sorda melopeya
en ramaje, con címbalos de oro.
¡Haz que vibren; y surja la epopeya
del heroico tañer, Padre benigno, 
a la vera y en sombra de tu signo!

Guillermo López de Lara, México, Epopeya del alba, p.39.

Página 39 de México, Epopeya del alba
Dedicatoria de Guillermo López de Lara a Don Juan Cervera


Ilustración de José Narro
Ilustración de José Narro al Canto Primero





sábado, 15 de noviembre de 2014

Lora del Río -canción-

Letra y música de Juan Cervera Sanchís

Música del poema Lora del Río

Letra: Lora del Río de Juan Cervera Sanchís

Lora del río
-canción-

Pueblo blanco, azul y verde,
de cal de cielo y de trigo,
con repique de campanas
y piar de gorrioncillos.

Pueblo vestido de sol
y adornado de infinito;
pueblo donde yo soñé
con la luz del paraíso.

(Ay, Lora, Lora del Río,
pueblo donde yo nací,
pueblo mío y nunca mío,
juntito al Guadalquivir,
juntito al Guadalquivir,
el más bello de los ríos.)

Pueblo donde tengo madre
y mis recuerdos de niño:
pueblo donde todavía
tengo preciosos amigos.

Déjame cantarte, Lora.
-¡Ay, Lora, Lora del Río!-,
déjame que yo te cante
mientras tú cantas conmigo.

México D.F. 26 octubre 1997
Juan Cervera Sanchís

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Testimonio inédito de León Felipe sobre Juan Cervera Sanchís

Recién llegado a México, se sabe que el 27 de abril de 1968 León Felipe escribe una nota en el periódico El día sobre el "angelote" Juan Cervera Sanchís y su canto rebelde. Ahí repara: "oídle con cuidado que no es un jilguero cualquiera".
Asimismo, en las siguientes fotografías, se observa un par de manuscritos mecanografiados por Juan. Fechados también en 1968, forman parte de los apuntes hechos sobre sus pláticas con León Felipe. En uno, se logra apreciar la fecha, en el otro, una curiosa opinión de aquél sobre Juan Cervera, mientras platicaban sobre otros poetas del momento.  

Opinión de León sobre Juan Cervera

J. De Juan Cervera que antes se llamaba J.C. y usted le quitó el rabo ese de S. Qué.
LF. Ya te lo he dicho que tienes un gran porvenir. Has llegado [a] México como el vencedor "Vini, vidi, vici".

Fecha: 1968

Apreciamos aquí dos aspectos: Para Juan Cervera, el nombre y los apellidos, las raíces familiares, han sido una constante preocupación. Ahí se reconoce, identifica y crece. Sin embargo, no siempre optó por ampliar sus apellidos.  
Al llegar a México, León Felipe influyó en él durante un tiempo. Y le recomendó quitarse el "Sanchís" al publicar. En varios de sus primeros títulos impresos en México vemos la firma: "Juan Cervera". Sin el "Sanchís", como le fue aconsejado.
Con el tiempo, apreciamos otro cambio. El lacónico "Juan Cervera" vuelve a sus dos apellidos "Cervera Sanchís". Y al pasar más tiempo aumenta: de "Cervera Sanchís" se corrige por "C.S. y Jiménez y Rueda". Tal como pide lo nombren hoy. 
Sobrepasa, pues, el consejo del maestro a la afirmación de sí mismo. Amplía la memoria de sus antepasados. Reconoce que a todos nos determina, individualiza y trasciende nuestra ascendencia.
Por otro lado, escogí esta nota para comenzar con el blog, porque quisiera afirmar con León Felipe su prédica: Juan Cervera llegó a México como el vencedor "Veni, vidi, vici".
  

martes, 11 de noviembre de 2014

Este blog

Este blog pretende ampliar y difundir la obra inédita y la historia personal del poeta Juan Cervera Sanchís y Jiménez y Rueda, a través de vastos manuscritos, notas rescatadas en los periódicos, su producción actual y su biblioteca personal, desde las cajas que al quemar sus naves rumbo a su natal España-Lora el 29 de mayo de 2013 diseminó en México.
Tiene sentido tanto para el amante de su poesía como para el estudioso que quisiera encontrar más información sobre la vida y la obra de nuestro querido poeta. Además de regristar un testimonio más a esta gigantesca biblioteca virtual de los blogs, a veces libérrima, muchas veces restrictiva, dispersa y languideciente, para el lector allende las fronteras del tiempo y el espacio. ¡En horabuena!

Abraham Peralta Vélez