I
Esto es Ramón, lo que tú no tocabas,
lo que tú no escuchaste, lo que tú no soñabas.
Esto que ven mis ojos en vilo de esperanza.
Esto que todos vemos, pero que nadie alcanza.
La Patria "superficie de maíz
con sus pasos ligeros de perdiz".
Realidad y revuelo de emociones
y cánticos de niños corazones.
II
Porque la Patria vive eternamente
se renueva a dario en la naciente
carne del niño chico que la llena
de esperanza, de amor y de luz buena.
III
Siempre nos sobreviven las ilusión y el deseo,
y tú siendo católico y yo siendo ahora ateo
estamos en la misma encrucijada;
en esta misma hora alucinada
de este "cielo nupcial que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena".
IV
La Patria sigue siendo, al sol de cada día,
un revuelo perenne de poesía.
Cierto que está cambiando percales y abalorios
por hambre de justicia su antigüo y mutilado territorio;
pues ya no se conforma, "al hambre del obús",
con comer sólo higos de aquellos que le daba Felipe de Jesús
y tampoco la Patria quiere ya
vivir tan sólo al día
y de la lotería;
porque la Patria aspira a otro cantar.
V
Su tiempo ya no es tiempo para jugueterías,
para ver cómo pasan lo trenes por las vías.
Que "al triste y al feliz no le dice que sí",
y su lengua repite: "Todos prueben de mí,
mas no sólo unos pocos porque sí".
VI
La patria ya no quiere ser igual,
y su espejo diario y su dedal
y el hilo del rosario y todo aquello
que tenía paciencia de camello
lo trata de cambiar, de darle un giro
que no se quede en sueño y en suspiro.
VII
La Patria ya no quiere "pupilas de abondono",
sino vivir despierta y a otro tono:
al tono de la vida y al ritmo renaciente
donde el lago de pronto se hace fuente
contra la indiferencia y el olvido
del pulque y el mal sueño ensombrecido
por la inútil desgana "del reloj de la vela"
y la hora de ocio que revuela
rodando los palomos colipavos
mientras caen las campanas cual centavos.
VIII
Ya nada cae del cielo, y la Patria lo sabe.
Sabe la Patria, amigo, que vivir como el ave,
confiando en el grano de los campos ajenos,
es antipatria y pan oscuro de centeno.
Buen amigo, la Patria no puede permitir que se la envuelva
"ni en la más honda música de selva".
Pide que se la sude día a día hasta la cintura
para crecer y ser como el diamante, dura,
y, al igual que el diamante, ser victoriosa y bella
para alumbrarlo todo como una hermosa estrella
y entregarse a sus hijos entregados
a su luz y a su tierra enamorados.
La Patria, buen amigo, es cosa seria
que no quiere vivir al son de la miseria.
Y esto es no más amigo, lo que tú no tocabas,
lo que tú no escuchaste, lo que tú no soñabas.
1971
Juan Cervera
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
Esto es Ramón, lo que tú no tocabas,
lo que tú no escuchaste, lo que tú no soñabas.
Esto que ven mis ojos en vilo de esperanza.
Esto que todos vemos, pero que nadie alcanza.
La Patria "superficie de maíz
con sus pasos ligeros de perdiz".
Realidad y revuelo de emociones
y cánticos de niños corazones.
II
Porque la Patria vive eternamente
se renueva a dario en la naciente
carne del niño chico que la llena
de esperanza, de amor y de luz buena.
III
Siempre nos sobreviven las ilusión y el deseo,
y tú siendo católico y yo siendo ahora ateo
estamos en la misma encrucijada;
en esta misma hora alucinada
de este "cielo nupcial que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena".
IV
La Patria sigue siendo, al sol de cada día,
un revuelo perenne de poesía.
Cierto que está cambiando percales y abalorios
por hambre de justicia su antigüo y mutilado territorio;
pues ya no se conforma, "al hambre del obús",
con comer sólo higos de aquellos que le daba Felipe de Jesús
y tampoco la Patria quiere ya
vivir tan sólo al día
y de la lotería;
porque la Patria aspira a otro cantar.
V
Su tiempo ya no es tiempo para jugueterías,
para ver cómo pasan lo trenes por las vías.
Que "al triste y al feliz no le dice que sí",
y su lengua repite: "Todos prueben de mí,
mas no sólo unos pocos porque sí".
VI
La patria ya no quiere ser igual,
y su espejo diario y su dedal
y el hilo del rosario y todo aquello
que tenía paciencia de camello
lo trata de cambiar, de darle un giro
que no se quede en sueño y en suspiro.
VII
La Patria ya no quiere "pupilas de abondono",
sino vivir despierta y a otro tono:
al tono de la vida y al ritmo renaciente
donde el lago de pronto se hace fuente
contra la indiferencia y el olvido
del pulque y el mal sueño ensombrecido
por la inútil desgana "del reloj de la vela"
y la hora de ocio que revuela
rodando los palomos colipavos
mientras caen las campanas cual centavos.
VIII
Ya nada cae del cielo, y la Patria lo sabe.
Sabe la Patria, amigo, que vivir como el ave,
confiando en el grano de los campos ajenos,
es antipatria y pan oscuro de centeno.
Buen amigo, la Patria no puede permitir que se la envuelva
"ni en la más honda música de selva".
Pide que se la sude día a día hasta la cintura
para crecer y ser como el diamante, dura,
y, al igual que el diamante, ser victoriosa y bella
para alumbrarlo todo como una hermosa estrella
y entregarse a sus hijos entregados
a su luz y a su tierra enamorados.
La Patria, buen amigo, es cosa seria
que no quiere vivir al son de la miseria.
Y esto es no más amigo, lo que tú no tocabas,
lo que tú no escuchaste, lo que tú no soñabas.
1971
Juan Cervera
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO
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